Creo que está en nuestra naturaleza sentir afinidad por determinados seres. Lo acabo de recordar porque mi pequeño gato, sin razón alguna siempre viene hacía mí, a pesar que nunca le llevo ni poco de comida ni de agua, ya que quien se encarga de eso es mi hermano menor, a quien por cierto, este gato contradictorio jamás obedece. El pequeño felino me busca de entre todos, se acerca, me mueve la cola y ronronea como hablándome: Ey, vamos acaríciame, acurrúcame. Yo, entonces, ante ese gesto tan denotativo lo hago gustoso y complacido mientras pienso lo que el gran Víctor Hugo dijo respecto de los gatos: Dios hizo al gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar al tigre. Lo acurruco, lo acaricio lo toco y el gato se ve tan feliz que alguna rara satisfacción me embarga. Luego lo echo y me voy, pero el necio me sigue y me sigue. Es por eso que digo, que está en nuestra naturaleza sentir afinidad por determinadas personas o cosas o seres, sentir ese llamado instintivo a quererlos sin explicación ni lógica alguna.
A propósito de este post, debo confesar que en mi caso siento un cariño extraño por los libros, un cariño loco, misterioso y raro. Veo un libro y pienso que me habla, que me mira, que me coquetea. He llegado a pensar que tienen sentimientos y juicio. Me vuelven loco los libros, pienso en ellos no como objetos sino como espíritus puros, liberados de maldad. Hace poco en mi estancia por Lima vi un libro titulado: el derecho como libertad, no sé me gustó tanto, sentí tanta afinidad que corrí a abrirlo y a olerlo. Me llenó de tanto placer que no dudé en comprarlo de inmediato a pesar que no tenía mucho dinero. Ahora él forma parte de mi alma. Del enmarañado mundo de demonios y ángeles que habitan en mí.
Tengo otra debilidad instintiva. Me gustan las manos de las mujeres. Debo confesar que he conocido a una mujer que me atrevo a catalogar como la mujer de las manos más hermosas que he conocido. Tiene las manos blancas, los dedos delgados, largos y esbeltos. Sus uñas grandes y transparentes, me hacen pensar en la transparencia de su alma. Qué hermosas manos por Dios, las miro y quisiera tocarlas, quisiera que hablen con mis manos en el idioma universal del tacto.
En realidad tengo muchas afinidades, me gustan por ejemplo los pies de las personas, la arena mojada y las piedras mojadas, me gustan las pasiones, el olor de los limones, me gusta escribir estupideces como esta, y me atraen determinadas personas que en otro post más grande llegaré a detallar y describir. Hasta pronto mis cobardes lectores.
1 comentario:
hasta pronto ;)
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