sábado, 31 de enero de 2009

El amor y la energía

Hace buen tiempo tuve una idea inquietante. Su concepción no fue nada fortuito sino por el contrario fue un hecho premeditado y necesario. Surgió pues, como un mecanismo de defensa ante las hostilidades de la vida amorosa. Sin más divagaciones, ahí va este prematuro pensamiento:

La energía es considerada, generalmente, como la capacidad para realizar un trabajo, y como una capacidad no se puede palpar, es que se concibe a la energía como un ente abstracto. Además, en términos físicos, uno de sus caracteres es que no se crea ni se destruye, sólo se transforma.

El amor es un sentimiento. Los sentimientos son abstractos. El amor se concretiza en las acciones que realiza cada individuo en pro de “la otra persona”. El que ama, actúa, para que el otro sea feliz o por lo menos lo intenta.

Ahora bien, tanto la energía como el amor son entes abstractos y si estimamos las acciones que realiza alguien que ama, como una capacidad para realizar determinado acto; entonces todo lleva a discurrir que el amor es energía y como tal posee las características de ésta, lo que implicaría que “el amor no se crea ni se destruye, sólo se transforma”.

Aunque se pueda encontrar cierto consuelo en la coherencia de las ideas, nada es suficiente cuando se trata de amor. Sin duda estamos ante la bestia más temible del universo.

2 comentarios:

Marietha Frantzen dijo...

el horror de horrores que parece nacer de nada.

El amor es la cadena más deseada por los libres.

Rivka dijo...

mmm q pasó aquí?
desaparecen las entradas :s