domingo, 21 de abril de 2013

Creo que está en nuestra naturaleza sentir afinidad por determinados seres. Lo acabo de recordar porque mi  pequeño gato, sin razón alguna siempre viene hacía mí, a pesar que nunca le llevo ni poco de comida ni de agua, ya que quien se encarga de eso es mi hermano menor, a quien por cierto, este gato contradictorio jamás obedece. El pequeño felino me busca de entre todos, se acerca, me mueve la cola y ronronea como hablándome: Ey, vamos acaríciame, acurrúcame. Yo, entonces, ante ese gesto tan denotativo lo hago gustoso y complacido mientras pienso lo que el gran Víctor Hugo dijo respecto de los gatos: Dios hizo al gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar al tigre. Lo acurruco, lo acaricio lo toco y el gato se ve tan feliz que alguna rara satisfacción me embarga. Luego lo echo y me voy, pero el necio me sigue y me sigue. Es por eso que digo, que está en nuestra naturaleza sentir afinidad por determinadas personas o cosas o seres, sentir ese llamado instintivo a quererlos sin explicación ni lógica alguna.

A propósito de este post, debo confesar que en mi caso siento un cariño extraño por los libros, un cariño loco, misterioso y raro. Veo un libro y pienso que me habla, que me mira, que me coquetea. He llegado a pensar que tienen sentimientos y juicio. Me vuelven loco los libros, pienso en ellos no como objetos sino como espíritus puros, liberados de maldad. Hace poco en mi estancia por Lima vi un libro titulado: el derecho como libertad, no sé me gustó tanto, sentí tanta afinidad que corrí a abrirlo y a olerlo. Me llenó de tanto placer que no dudé en comprarlo de inmediato a pesar que no tenía mucho dinero. Ahora él forma parte de mi alma. Del enmarañado mundo de demonios y ángeles que habitan en mí.

Tengo otra debilidad instintiva. Me gustan las manos de las mujeres. Debo confesar que he conocido a una mujer que me atrevo a catalogar como la mujer de las manos más hermosas que he conocido. Tiene las manos blancas, los dedos delgados, largos y esbeltos. Sus uñas grandes y transparentes, me hacen pensar en la transparencia de su alma. Qué hermosas manos por Dios, las miro y quisiera tocarlas, quisiera que hablen con mis manos en el idioma universal del tacto.

En realidad tengo muchas afinidades, me gustan por ejemplo los pies de las personas, la arena mojada y las piedras mojadas, me gustan las pasiones, el olor de los limones, me gusta escribir estupideces como esta, y me atraen determinadas personas que en otro post más grande llegaré a detallar y describir. Hasta pronto mis cobardes lectores.

lunes, 1 de abril de 2013

Búscame


Búscame
donde la lluvia no cayó
en los lugares donde no estuvimos
en los crepúsculos que no miramos
en los vasos de vodka que no bebimos.

Búscame en tu corazón
En el corazón que nunca tuviste
en la transparencia que no me diste
en la bondad que te faltó

búscame en el pájaro herido
en la espada y en la sangre
búscame donde me abandonaste
donde limpiaste el piso con mi rostro

búscame en las avenidas llenas de gente
donde nunca pensabas encontrarme
y ahí me encontrarás
ciego, sin ojos para verte
en medio de una pintura surrealista
jugando con este poema.