Después de tantas tragedias que asolan al mundo, no podemos hacer menos que conmovernos. Asimismo también, reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia y sobre el valor inmenso de la vida. Sólo vivimos una vez y por eso hay que hacerlo adecuadamente, es decir, de una forma que seamos o al menos intentemos ser felices. ¿Pero cómo se alcanza la felicidad? Pues, entendiendo algunas cosas-la muerte por ejemplo- , haciendo lo que nos gusta, siendo uno mismo y a todo ello agregarle pasión. Hay que alegrarse cuando hay que alegrarse, hay que llorar cuando hay que llorar, hay que gritar cuando otros callan, hay que fingir ser valientes cuando tenemos miedo y hay que amar cuando no se debe. Eso, señoras y señores, a mi modo de sentir, es una vida moral. De esta manera, cien terremotos podrán pasar y moriremos sin angustia.